El texto: Pacto de las Catacumbas

PACTO DE LAS CATACUMBAS DE LA IGLESIA SIERVA Y POBRE

Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, esclarecidos sobre las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el Evangelio; incentivados unos por los otros, en una iniciativa en que cada uno de nosotros querría evitar la singularidad y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos en el Episcopado; contando sobre todo con la gracia y la fuerza de Nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras y respectivas diócesis; colocándonos, por el pensamiento y la oración frente a la Trinidad, frente a la Iglesia de Cristo y delante de los sacerdotes y de los fieles de nuestras diócesis, en la humildad y en la consciencia de nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza de que Dios nos quiere dar la gracia, comprometiéndonos a lo que sigue:

1. Procuraremos vivir según la manera cotidiana de nuestra población, en lo que concierne a la habitación, la alimentación, a los medios de moverse y a todo que de ahí se sigue. Cf. Mt 5,3; 6,33ss;8,20.

2. Para siempre renunciamos a la apariencia y a la realidad de riqueza, especialmente en el vestir (haciendas ricas, colores llamativos), en las insignias de materia preciosa (deben esos signos ser, con efecto, evangélicos). Cf. Mc 6,9; Mt 10,9s; Hch 3,6. Ni oro ni plata.

3. No poseeremos ni inmuebles, ni muebles, ni cuenta en el banco, etc., en nuestro propio nombre; y si fuera necesario poseer, pondremos todo en nombre de la diócesis, o de las obras sociales o caritativas. Cf Mt 6,19-21; Lc 12,33s.

4. Cada vez que fuera posible, confiaremos la gestión financiera y material, en nuestra diócesis, a una comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, con el fin de ser menos administradores de que pastores y apóstoles. Cf. Mt 10,8; Hch 6, 1-7.

5. Recusamos ser llamados, oralmente o por escrito, con nombres y títulos que signifiquen grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor…) Preferimos ser llamados con el nombre evangélico de Padre. Cf. Mt 20,25-28; 23,6-11. Jn 13,12-15.

6. En nuestro comportamiento, en nuestras relaciones sociales, evitaremos aquello que puede parecer conferir privilegios, prioridades o mismo una preferencia cualquiera a los ricos y a los poderosos (ejemplo: banquetes ofrecidos o aceptos, clases en los servicios religiosos) Cf. Lc 13,12-14; ICor 9,14-19.

7. Del mismo modo, evitaremos incentivar o adular la vanidad de quien quiera que sea, pretendiendo recompensar o solicitar dadivas, o por cualquier razón. Invitaremos nuestros fieles a consideraren sus dádivas como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social. Cf. Mt 6,2-4; Lc 15,9-13; 2Cor 12,4.

8. Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios etc., al servicio apostólico y pastoral de las personas y de los grupos esforzados y económicamente endebles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a nuestras personas y grupos de la diócesis. Ampararemos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizaren los pobres y los obreros compartiendo la vida obrera y el trabajo. Cf. Lc 4,18s; Mc 6,4; Mt 11,4s; Hch 1,3s; 20, 33-35; 1Cor 4,2 y 9, 1-27.

9. Conscientes de las exigencias de justicia y de la caridad, y de sus relaciones mutuas, procuraremos transformar la obras de beneficencia en obras sociales fundamentadas en la caridad y en la justicia, que llevan en consideración todos y todas las exigencias, como un humilde servicio de los organismos públicos competentes. Cf. Mt 25,31-46; Lc 13, 12-14 y 33ss.

10. Pondremos todo en marcha para que los responsables por nuestro gobiernos y por nuestros servicios públicos decidan y pongan en practica las leyes, las estructuras y las instituciones sociales necesarias a la justicia, a la igualdad y al desarrollo armónico y total del hombre todo en todos los hombres, y por ahí, al adviento de otra orden social, nueva, digna de los hijos de hombre y de los hijos de Dios. Cf. Hch 2,44s; 4,32-35; 5,4; 2Cor 8 y 9 completos; 1Tm 5.16.

11. Considerando la colegialidad de los obispos, su realización la más evangélica en la asunción del encargo común de las masas humanas en estado de miseria física, cultural y moral – dos tersos de la humanidad- comprometiéndonos:

* A participar, conforme nuestros medios, de las aplicaciones urgentes de los episcopados en las naciones pobres;

* A requerir juntos al plan de los organismos internacionales, pero testimoniando el Evangelio, como lo hizo el Papa Pablo VI en la ONU, la adopción de las estructuras económicas y culturales que no más fabriquen naciones proletarias en un mundo cada vez más rico, pero si permitan a las masas pobres salir de la miseria.

12. Comprometiéndonos a compartir, en la caridad pastoral, nuestra vida con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio; así:

* Nos esforzaremos para revisar nuestra vida con ellos;

* Suscitaremos colaboradores para ser más animadores según el Espíritu, de que jefes según el mundo;

* Procuraremos ser lo más humanamente presentes, acogedores…;

* Mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión. Cf. Mc 8,34s; Hch 6.1-7; 1Tm 3,8-10.

13. Volviendo a nuestras diócesis respectivas, daremos a conocer a nuestros diocesanos nuestra resolución, rogándoles a ayudarnos por su comprensión, su concurso y sus oraciones.

DIOS NOS AYUDE A SER FIELES!

Los primeros firmnantes :

  • La misa presidió : Mons. Charles M. Himmer-Ob. de TOURNAI-BELGIEN – Dom. Helder Camara – Arz. De Recife- BRASIL – D. Antonio Fragoso, Ob. De Crateus, BRASIL – D. Francisco Austregésilo de Mesquita Filho.Ob.de Afogados de Ing. BRASIL – D. Joao Batista de Mota e Alburquerque – Arz. De Vitoria, BRASIL – D. Luiz Fernández, Ob. Aux. de Vitoria-BRASIL – D. Jorge Marcos de Oliveira – Ob. De Santo André, BRASIL – D. Henrique Golland Trindate O.F.M. Arz. De Botucatu-BRASIL – D. José M. Pires – Arz. De Paraiba-BRASIL – D. Cándido Padín – Ob. De Lorena – BRASIL – Mons. Georges Mercier- Ob. de Laghouat-Sahara-AFRICA – Mons. Hakim – Ob. Melquita de Nazareth, ISRAEL – Mons. Hadad – Ob. Melquita Aux. de Beirut –LIBANO – Mons. Gérard Mario Coderre Ob. De S. Jean-Quebec-CANADA – Mons. Rafael González, Ob. Aux. de Valencia – ESPAÑA – Mons. Julius Angerhausen, Ob. Aux. de Essen – ALEMANIA – Mons. Guy Marie Riobé, Ob. de Orleans – FRANCIA – Mons. Gerard M. Huyghe, Ob. de Arras – FRANCIA – Mons. Adrien Gand. Ob. Aux. de Lille – FRANCIA – Mons. Luigi-Betazzi-Ob. Aux. de Bologna – ITALIA – Mons. Bernard Yago, Arz. De Abidjan, Costa de Marfil – AFRICA – Mons. Joseph Blomjous – Ob. De Mwanza – Tanzania – AFRICA – Mons. Charles Joseph de Melckebeke (expulsado de China y por eso residiendo en SINGAPUR – Apostolischer Visitator der kath. Diaspora in CHINA, nacido en Belgica)

Tambien Obispos de VIETMAN y INDONESIA fueron miembros del grupo.⁽¹⁰⁾

– En el grupo de los obispos „Opus Angeli“ „iglesia de los pobres“ trabajaran tambien los obispos seguientes, pero en el momento no es cierto que ellos firmaron.

Mons. Manuel Larrain Ob. de Talca CHILE y Präsident. des CELAM – Mons. Marcos G. Mc.Grat- Ob. de Santiago de Veraguas-PANAM-Sekretär. des CELAM – Mons. Leonidas Proaño – Ob. de Ríobamba – ECUADOR – Mons. Alberto Devoto – Ob. de Goya – ARGENTINA – Mons. Vicente F. Zazpe – Arz. De Sta. Fe – ARGENTINA – Mons. J. José Iriarte – Ob. de Reconguista – ARGENTINA – Mons. Alfredo Viola – Ob. de Salta – URUGUAY – Mons. Tulio Botero Z.- Arz. De Medellín – COLOMBIA – Raúl Zambrano – Ob. de Facatativá – COLOMBIA -y  temporario D. Sergio Méndez Arceo y D. Samuel Ruíz aus MEXICO

(10) – Archivo de Mons. Charles Himmer / Universidad Löwen, BELGIEN